El síndrome de Estocolmo es característico como efecto secundario en relaciones de malos tratos, en los que la víctima sigue manteniendo sentimiento de apego, afectivos, dependencia, a la vez que genera una fuerte unión,a veces real, o no siempre cierta, en la que es incapaz de cortar el vínculo con la persona dominante, y la relación también continua siendo jerárquica en mal sentido, donde sólo uno siempre tiene el mandato sin necesidad aparente, ya que se trata de relación básicamente amorosa o sexual, aunque también hay abusadores en puestos laborales, por tener cargos superiores.
Y sí, a veces, no es sólo el malestar o toxicidad en la relación, sino que la persona dependiente, algo que todos somos en cierta forma de algo, alguien pero sin ser necesariamente patológico como si fuese heroina, cocaína o gastarse el dinefo en ropa antes que pagar facturas de casa, desarrolla efectos negativos, como adicciones a drogas, sexo etc y capaz incluso de saltarse las normas legales sea de medidas cautelares como consumo de sustancias ilegales. Es decir, la víctima es capaz de matar con tal de, muchas veces, volver con su maltratador.
Y no olvidar que hay abusadores y tóxicos en todas profesiones: yo he conocido doctores, enfermeras, hijos de ingenieros, psicólogas envidiosas, policías y cajeras anoréxicas.
No siempre es el camello el malvado.
