Con el covid, es cierto que ha sumentado el paro, han cerrado muchas empresas y mucha gente se ha quedado en mal puesto.
Pero hay problemas que ya venían de antes, y no todo es cosa del covid. Y una de las dicotomías y problemas, así como discriminación sufrida, es la de la gente con vih. Tanto socialmente, como en trabajos.
Pues independientemente el tema de ser sociable, y aunque sí el hecho de tener problemas mentales puede afectar al trabajo, una persona con vih puede realizar trabajos de forma adecuada, igual que alguien que no. Por supuesto, depende el trabajo.
Necesitamos auxiliares, enfermeros y doctores que lo tengan, quizás, para operar o cuidar a personas afectadas, por si hubiese complicaciones y evitar contagio de personas que ya la tienen.
Un policía con vih impondrá más que quizás uno que no, puede que sea un arma más potente que el que no puede correr.
Las personas tienen cerebro, y personas con vih pueden ser igual de brillantes que otros.
Y hay profesiones libres de contagio: escritores, actores, pintores, cantantes, bailarines, decoradores, teleoperadores, politicos, profesores... Sitios con menos riesgo, en los que no haya que usar tijeras, objetos punzantes entre compañeros, y en los que no haya por qué tener contacto o tocarse.
Sin más.
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