Volviendo al tema, sí, cada vez hay más personas discapacitadas no sólo físicamente, sino mentalmente, y sexualmente también hay necesidades que, debido a la legalización, aceptación, ideas y variedad, dicha profesión está en auge.
La posibilidad de elegir trabajador/a sexual (que no social porque no siempre coincide) y la inclusión también en literatura romántica, ficticia y no ficticia, además de la creciente libertad sexual contribuyen a este hecho.
Esta figura, contratada tanto en fiestas, tiendas, oficinas, ongs, o en viviendas sociales o privadas, familiares o no, hace wue cada vez haya más relaciones sexuales con personas que posiblemente podrían cometer abusos, violencia o problemas diversos gracias a sus habilidades sexuales, pero también puede que haya un aumento especialmente en el profesional de ingesta de drogas, legales o no, con el fin de mantener los encuentros sexuales, creado posiblrmente problemas laborales, personales y de salud con ello, algo a tener en cuenta, ya que es más probable encontrarnos con un consumo abusivo de alcohol en una persona que ejerce prostitución sexual que en una recepción o mostrador vigilado por seguridad o por el propio empresario, o en una pareja considerada normal cuya unión es amorosa y no un servicio sexual.
Así pues, así queda el panorama, algo a revisar, plantear, considerar, valorar en todos campos, incluido la discapacidad y sexualidad.
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