Heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad en las artes

Si es verdad que desde hace unos años hay un boom por cambios en las pasarelas y en cines, incluyendo físicos diferentes, historias alternativas, más historias en las que aparezcan gais, bisexuales y lesbianas, la normalización en la calle, bares, etc de relaciones amorosas no heterosexuales, sin esconderse, sin ocultar la realidad, sin que por ello sean malos, locos, diferentes o enfermos, hay que reconocer que no hay que volver a cometer el mismo error de generalizar que todos queremos probar o jugar a juegos que no nos apetecen, y que las personas no son muñecos o cigarrillos que todos van a fumar o degustar, sin por ello ser miembro del clero, aunque a veces lo parezca. Y por supuesto, se puede ser una pareja homosexual con los mismos valores que una heterosexual: no siempre una pareja de lesbianas tendrán una relación abierta con hombres por jugar ni un hombre deseará ser infiel a su marido aunque se presente uno más sexy que le pretenda si no desea serlo. Habrá libertinos de todas sexualidades, y habrá que no, y nadie será más saludable o sexy por ello, es más, la belleza sigue siendo subjetiva aunque siempre haya patrones o cánones que gusten más, pero a veces gustará más la rubia de pelo liso seria y sexy, y otras veces, la chica más divertida o curvilínea.
Y no siempre nos cambiaremos de sexo para sobrevivir, ni ocultaremos nuestra sexualidad, ya que no es un delito si se disfruta sanamente y de forma consentida y legal si es compartida.
Aunque es verdad, y sin ofender, algunas heterosexuales añoramos la época en la que había más galantería y el hombre era el que seducía a la mujer, o al menos, contestaba a sus mensajes.