jueves, 2 de julio de 2020

Sexo, maltrato y drogas, más relacionados de lo que parece

Típico tópico que nunca deja de estar de moda. ¿Está relacionado el sexo, la violencia y las drogas? Pues muchas veces, sí.

No todo el mundo que tiene relaciones sexuales está claro que es ni violento, ni drogadicto, ni una persona enferma, como últimamente estas últimas generaciones parecen hacer entender. NI todo el mundo que ha estado en pornografía, ni toda persona que ha fumado un cigarro de marihuana está mal.

Pero sí que es verdad que estas cosas no sólo pasan en las películas, series o novelas, en la vida diaria, casi siempre pasa. Si no es en la radio, en el periódico y en las noticias de televisión podemos encontrar casi diariamente casos de este tipo, tanto de violencia doméstica, como de otra índole: ni siempre se pega a la pareja amorosa sexual, ni siempre hay consentimiento en penetraciones. A veces, incluso, seguro que has visto algo a altas horas de la noche, en algún bar, discoteca o pub, esté iluminado como probablemente, escondido en un callejón.

Si bien a veces son casos en los que el flirteo tras dos copas se vuelve algo más oscuro, y a veces, no es el momento, no todo el mundo lo comprende: parece que la obligación de mantener relaciones sexuales sólo por flirtear es entredicha, siendo mentira. Aunque está claro que prevenir es siempre mejor, si no se está seguro/a de algo, por si las moscas.

No siempre el tomar alcohol conlleva al abuso de consumo, ni todo el mundo puede tomar las mismas cantidades. Hablamos de drogas legales. En el caso de toma e ingesta de mezclarlo con otras sustancias, como cocaína, anfetaminas, medicamentos, etc (o sólo tomar las sustancias sin alcohol), las consecuencias en el cuerpo humano pueden ser peores, y las reacciones, no siempre racionales. Exigencia, golpes, gritos, insultos, especialmente de colectivos menos racionales, o educados, o incivilizados, o a veces, trastornado/as mentales (desde aquél hombre que llama prostituta o vieja a una mujer por no darle lo que desea, hasta el que se cree que "por llevar x atuendo es una provocación y un deber violarla"- cuando quizás una prostituta puede ir mejor vestida que la mujer que provoca con un escote grande-), violencia física continua, así como mental, añadiendo desprecio, humillación, y a veces, incluso llegan a la muerte.

A todo esto siempre podemos añadir que, en un alto porcentaje, a las drogodependencias y a su tráfico, va unido el tema de prostitución sexual, racismo, tráfico de personas (adultas y menores, no sólo siempre de mujeres), bodas forzosas, y menos radicalmente, hasta la discriminación por no dar sexo si se pide, a la víctima en cuestión. Y todo esto muchas veces conlleva el uso y abuso de sustancias y posibles adicciones a éstas, y muchas relaciones de malos tratos tanto físicos como psicológicos encubiertas, sean de clase alta como de poblaciones menos adineradas, independientemente la cultura que tenga (puede que el reggaeton influya pero a veces puede hacer más daño una boda que una canción sudamericana que puede incluso resultar más divertida que sexual), o del país que habite.

Pero por supuesto, siempre está la ley y policía para frenar, intervenir y parar todo este tipo de situaciones no soñadas.

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