Durante unos años, al menos en Mallorca, en la ciudad, ha habido una discriminación brutal que ha hecho que todo decayera y se ensuciase más de lo debido.
Pero tratar de incluirnos con una nueva integración educativa igualitaria ha sido un fracaso: comprobar chenofobia, falta de respeto por la diversidad de culturas, imponer religiones, endiosar trabajadores sexuales, prohibir los cumplidos (siempre que sean tolerantes), imponer unas ropas determinadas, sobreponer la piel de un determinado color, repudiar los estudiosos, obligar a desplazarse más lejos de lo pretendido sólo porque a algunos les guste conducir laboralmente, humillar a cambiar de trabajo constantemente, criticar por no llevar las ropas que a según quién les guste como si no pudiésemos tener personalidad propia, permitir ilegalidades laborales a según quién, jugar a la rivalidad en vez de a la tolerancia e independencia, imponer matrimonios sin amor, ridiculizar a las víctimas de violencia de género, querer destruir a las personas por su físico, pagar más a quienes han consumido cocaína...
Esperemos que un día la integración vuelva a ser algo normal, donde las integradoras sean profesionales y no sólo mamás que imponen su criterio erróneo en cuestión de únicos estilos y formas, y haya una libertad de gustos, preferencias, tolerancia, etc como la que teníamos, a veces más, en los años 90.
No hay comentarios:
Publicar un comentario