Disfrazarse de muerto viviente es un clásico, como brujas, calaveras o vampiros. Pero también es divertido hacer emulaciones a cantantes, actrices, modelos, físicos, personajes de películas, gimnastas, personajes de libros o improvisar, aunque sea ponerse polvos de talco y pintarse marcas rojas para asustar a los niños del colegio, políticos, funcionarios enchufados, al gato o a los de Sa Placeta de Mallorca.
Si bien el año pasado me iba a disfrazar de caja tras haberme transformado en niña muerta de Zombieland, Britney Spears o madre musulmana en proceso de rehabilitación de drogodependencias, este año quizás me disfrace de Gloria Trevi, Rihanna o de la sirenita. Había pensado de la niña de Rec pero me he puesto gorda este año y no creo que pueda llegar a esa meta, que cedo gustosamente a Alarcón o Chemari, doctores en su materia.
Así pues, demos la bienvenida a las vísperas de Halloween y que empiecen los preparativos.
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