lunes, 10 de agosto de 2020

La esquizofrenia sexual

 No sé si en términos científicos existe, pero está claro que, y con esta crisis de coronavirus, la gente demanda sexo y no siempre todo el mundo desea lo mismo. No se trata de que el tener ganas de sexo sea algo esquizofrénico o tan natural como para ir con cualquiera a la cama, cosa que creo que no, ya que hay gente que no sabe distinguir y siempre quieren tener la razón y ser sexualmente atractivo/as para todo/as, y bello/as y llegar a todo el mundo, y no saben ni verse sin peainar o sin maquillar.

La obsesión sexual puede desencadenar en esquizofrenia, o actos irracionales delirantes por conseguir tener relaciones sexuales. Desde lo que es más oscuro o delirante, como pueden ser secuestros, violaciones, y desencadenar en asesinatos, al simple hecho de no estar nunca satisfecho/as con una pareja, que no implica sólo estar con una persona toda la vida, porque puede que no sean compatibles o no quede nada aunque haya mucha compatibilidad sexual, y necesitar un cambio constante de pareja amorosa sexual. Ojo, puede haber épocas, pero si la persona tiene un patrón de misma forma y nunca saben estar solo/as, o satisfacerse solo/as, o saber poner unos límites, o son muchas veces muy infieles, no saben respetar la diferencia de las personas, valores, momentos adecuados o lugares,  esta enfermedad o adicción empieza a ser más existente y notoria. Y suelen ser dependientes, no sólo de forma sexual, sino en otras cosas.

Muchas veces son capaces de tener sexo aunque no sientan realmente placer, como si fuese gimnasia. A veces, lo disfrazan de amor, cuando en realidad es adicción. No quieren ver más allá de que el amor o la satisfacción en pareja es algo que va más allá del sexo, y no son sólo actos físicos. O dejar de trabajar para tener relaciones sexuales, o trabajar en este campo o área,  contradecir las normas, quebrantar el orden público. Tampoco no suelen querer ver su adicción a la sexualidad, ni otros puntos de vista, como si el suyo fuese el único válido, y muchas veces, no saber separar la realidad de la fantasía sexual, o negar los problemas empíricos existentes, enfermedades o infecciones, o riesgos que pueden ocurrir y transmitirse.

Y el peor problema es el no querer ver que hay un problema.O tratarlo.





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