domingo, 9 de agosto de 2020

Olvidar el pasado, pero no olvidarlo

Nos siempre el pasado es algo que nos puede perjudicar o beneficiar, sino algo que está allí, que hemos vivido, aprendido, nos han enseñado y recordamos alguna vez. Aunque ahora parezca que estamos más recordando y añorando  el pasado que viviendo en el presente, con esta pandemia.

Y por supuesto, nos referimos al pasado en muchos sentidos. Desde aquéllos días de clase, de colegio, aquellas actividades extraescolares, los encuentos en los patios, los chistes, la comida de tu madre preparada, a aquellos días de universidad en las que elegías o no ir a clase, tenías aquéllos primeros trabajos, aquellas amistades sinceras y ese afán por ser ya mayor, esas barriadas diferentes a lo que son hoy, y esa familiaridad desaparecida, en la que en vez de ver a esos compañeros de colegios sentados en el escenario, ves palomas picoteando en el suelo y listas para la marcha.

Recuerdas aquellas primeras citas con ilusión, esas infidelidades tóxicas, las fiestas de cumpleaños, las canciones de la adolescencia y cuando aprendes inglés, algunas ya no te gustan tanto.  El sexo mutuo placentero y no la lucha por "quedar bien", la diversión conjunta y no la colección de amantes de una noche, las ropas que vestías, los sueños que querías conseguir, los viajes planificados y las escapadas a escondidas que todo el mundo sabía.

Las operaciones de cirugía que no te hiciste, las ropas que no pudiste comprar, los libros que desechaste, las personas que resultaron ser diferentes a lo esperado, las que no son como quieres, y que ahora te hacen vivir bajo influencias, máscaras, aplicaciones y pautas de comportamiento a veces no necesarias, porque no es lo mismo educar para no cometer una ilegalidad como tomar cocaína, que adiestrar por simple gusto a la gente bajo unas opiniones no siempre compatibles con lo que deseas, sea ponerse un día un vestido rojo en tu tiempo libre en vez del violeta, o comer una ensalada en vez de paella.

Y especialmente, aprender a olvidar aquéllas personas que nos hicieron daño, dejarles vivir a su aire, manera, con sus personas favoritas, su gente, sus creencias, sus gustos, sus preferencias, sabiendo que estás en un país libre y que no te tienen por qué hacer daño por preferir una canción, prenda, libro o paisaje que otro, por ponerte un maquillaje de x marca en vez de otra, por no ser de según qué signo del zodiaco y ser del otro, por conducir o no conducir, o llevar x marcas de ropa, tener casa o piso o mansión o chalet, y poder seguir adelante con lo que quieres, deseas, aprecias, y te interesa, te gusta, eliges, prefieres, mientras no sea una ilegalidad, un crimen o un maltrato.



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