Uno de los tópicos más usados en nuevas historias de amor es el hecho de la chica normal con el chico ideal. En los últimos veinte años se ha promovido mucho la idea (y ojo, en la realidad también ocurre en muchas parejas) de la chica como víctima de ser un objeto sexual o desvalorizado por lucir sexy, atractiva, delgada o hacer dietas y ejercicio, ya que a mucha feminista no le gustan estas ideas y lo ven como una tortura o un problema social, amoroso y de salud. En películas como "Barbie" nos sermonean con la poca importancia de las medidas, así como en Bridget Jones (al menos en las 2 primeras) la anti-héroe protagonista alabada es una adicta al tabaco, alcohol, comida y dependiente emocional. Hemos crecido con nuevos príncipes azules, necesarios también, como el chico de "Hairspray", el compañero de trabajo de " El chico de tu vida", " Shrek" o el chico de "La probabilidad estadística del amor a primera vista".
Sin embargo, y al contrario que en una gran parte de la nueva sociedad donde parece no aceptar reglas de peso y medidas, el o la deportista o el saludable no siempre es el malo, como quieren hacernos creer. Parece que Babi está mejor considerada amorosamente por H que Gin boxeadora, el novio atlético que deja a la chica superficial por la intelectual cuando empieza la Universidad es el malo de la película o que el chico gordito es siempre el bueno y que quiere sinceramente a la chica de la película "I am losing weight" en vez del guapo que resulta superficial y demasiado exigente...
Recordemos que a veces coincide en la vida real, tanto los mensajes que nos transmiten (éticos) como muchas historias. Sin embargo, no siempre es así, ya que a muchas mujeres nos gusta más tener salud, un buen cuerpo trabajado de gimnasio e intelecto más que ser consideradas "o la rubia o la gorda", que no siempre el chico o el hombre grande o permisivo resulta ser el bueno o "príncipe azul disfrazado"(hay personas de grandes tallas que llegan a estropear literalmente aparte de maltratar a muchas mujeres, y cambiarles el físico en el mal sentido) y que el deportista es cierto que no siempre está sano o es saludable, pero no siempre es superficial ni tan exigente, como quizás, el que se vende como "el mejor partido"como pareja amorosa.
Así pues, recordemos que, si bien muchas de esas historias ayudan a muchas personas a sentirse bien y a encontrar un mensaje o motivación, recordemos que no hay que generalizar, y que no siempre todos somos iguales ni nos gusta lo mismo o que no siempre se da todo como pensamos que ocurrirá como en nuestra película romántica favorita, aunque, quizás, pueda que pase algo mejor.
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