lunes, 24 de abril de 2023

La nueva generación, ¿sí o no?

 La nueva generación promueve lujos, marcas sostenibles, menos consumo, más paz, mejor alimentación, más naturaleza, tradición, familia... Y queda muy bonito. Pero tenemos en cuenta que  también hay situaciones malas y pésimas, no normales ni saludables, que se están repitiendo y haciendo otra vez...

Si bien es cierto que ir a bailar, hacer varias actividades lúdicas, tener más en cuenta a la persona que a la ropa que lleva, preferir una educación para todos y no exclusiva de gente rica o millonaria, ir a trabajar a cambio de dinero y promociones por valía o buen trabajo y no por intercambios sexuales,  sacrificarse en algunos caprichos para tener mejor rutina... Hoy en día nos están promoviendo ideas estúpidas y absurdas, que, en cierto modo, se están poniendo "de moda". 

¿Cuáles? Pues algunas son premiar por la belleza vacía en vez de la persona que trabaja o consigue algún premio, regalando casas a gente que ni es capaz de ponerse a estudiar una lengua propia de una comunidad autónoma, valorando más el alcohol y las pastillas que el gimnasio o el ejercicio saludable, confundir relaciones de amor con trabajo remunerado, promover parejas tóxicas en vez de sanas, la adicción al móvil o pc sin necesidad y sobrecargarlo en algunos trabajos, no leer libros de ficción o novelas como si fuese "de viejos", y lo que hoy ya vi, en youtubers, promover las relaciones afectivas con personas de diferente edad como algo normal o común. No.

Hay casos de personas hasta de 20 años de diferencia en el amor que pueden funcionar, pero no todos estamos interesados en ello ni es lo que debería verse como lo correcto. Promover el amor entre adolescentes y edad adulta es un riesgo bastante grave que afecta no sólo en sentimientos, cultura, sociedad, valores, sino también, en la moral de la persona y de los afectados. Ver a alguien como una cartera y no como persona tampoco es lo correcto, y no la variedad, edad, diversidad, diferentes gustos, es un error, así como promover a alguien sólo por los intercambios sexuales, o intentar cambiar a alguien completamente sólo por gustos, o incluso, por sexualidad, es repugnante. A veces, preguntar es de sabios y saber lo que es es lo normal, y no empezar a alguien a etiquetar, poner, pretender, etc que alguien sea así o asá, como los nuevos pretenden, sin tener en cuenta, que, a veces, ir a cenar no lo es todo.

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