A veces la vida no es como nos gustaría, ni como esperamos, y muchos menos, las personas.
Puedo decir que a veces me río de las personas que hacen quejas absurdas de las personas, trivialidades, y montan dramas por ello, siendo nimiedades y no factores específicos, causas graves o problemas bien graves. Hay gente que se queja del otro porque está enfermo, o no lleva el vestido perfecto, o si ha engordado o adelgazado, y resulta que omitimos el hecho del daño que algunas personas hacen con sus comentarios, sus quejas, sus actos, que a veces pueden ser peores que quejas ridículas.
Si bien es cierto que criticamos el corte de cabello de alguna actriz, o los zapatos de alguna serie, es peor dejar alguna persona en peor estado, como muerta, asesinada, inconsciente, violada, maltratada psicológicamente...
Está claro que hay personas que no, y que nunca, por enfermedad mental, consumo de drogas ilegales como pastillas o alucinógenos, incultura, falta de educación, discapacidad o episodios puntuales habrá personas que evolucionen, o que lleguen a entender el daño de sus actos, pero sí, recordemos que algunos se rehabilitan, mejoran su situación, se arrepienten de sus hechos y que se arrepienten. Estas personas son dignas de respeto como los demás, dar una segunda oportunidad, socialmente, laboralmente, aunque con mayor vigilancia policial, judicial, médica, por supuesto, y por qué no, de volver al amor si encuentran a alguien afín. Pedimos respecto por las víctimas, pero también por los criminales que se han disculpado y arrepentido de sus actos, ya que tampoco, si no hay motivo y han realizado una condena y un trabajo de rehabilitación y reeducación social, laboral y personal.
Tenemos que tener claro que cada caso es diferente y hay que estudiar a la persona, su día a día, rehabilitación, proceso carcelario, inclusión social y dejar que esas reincorporaciones y segundas vidas sean un éxito.
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