Quizás es mejor, que no. Que haya una indiferencia.

Sí que hay muchas situaciones en la vida en la que hay que cambiar y adaptarse. O vestirse en algunos eventos de forma específica, ser más activos o no en x situaciones... Pero hay límites. Hay un tope. O varios. Y a veces, hay que saber plantearse si vale la pena o no preocuparse por ser tan "querido/a".

Quizás tu flequillo no le guste a según quién, pero no indica que sea un signo de consumidora de cocaína. Quizás prefieres usar vestido, pero si en el trabajo hay que usar pantalón, no eres un hombre por ello. Quizás no tengas los dientes más sanos pero mejor que estén sanos que pintados, y a lo mejor tu película preferida no es la favorita de todos, o prefieres gatos que perros, y no eres peor. No eres siempre se es "gordo/a" o "mayor" por tener una casa, y no se es se es irresponsable cuando te preocupa más pagar las facturas y/o que tus hijo/as y/o familia estén bien que gastar el dinero en cambiar o añadir prendas en el ropero cada temporada. Ni siquiera tienes que lucir o tener menos para ser amiga de alguien, y a veces, ni cambiar para gustar o caer bien, como dicen algunos psicólogo/as, ni adaptarte tanto si no es necesario, ni tolerar x situaciones laborales ilegales aunque provengan de enfermeras, profesores y/o médicos corruptos o protestantes sin techo que sólo se quejan y no tienen nada...

Es curioso, sí. Muchas veces, estos años, la gente más sana y divertida es más castigada o repudiada que la gente que no. Y debería cambiar. ¿Por qué no se dice nada a quién ni limpia la casa, y toma cocaína, y se riñe o desvaloriza a quién cumple sus deberes, y no va a la moda si no quiere?

Pues ya sabéis. Autoestima. No inflamada, claro, pero pensando en sueños, metas, objetivos, placeres, hobbies, personas con las que se siente uno/a bien y bienestares personales.

Que no te quiten el sueño ni la vida. 

Amor. Sí. Autoestima, sí. Malos tratos, no.

Y si hay que denunciar, se denuncia.