domingo, 18 de agosto de 2024

El turismo sexual

Pagar por servicios sexuales de adultos diversos (prostitución, porno, etc) en un viaje no tiene por qué ser tan malo o tóxico, si es entre adultos, consentido y legal. Desde siempre se ha hecho en propias ciudades de orígenes, osea, en todo el mundo, aunque algunos/as eligen vivir estás experiencias en otros países, de forma más discreta y anónima, a ser posible. Seguramente, muchas veces son infidelidades no comentadas, y gays, gente diversa y lesbianas que quieren vivir experiencias sexuales diferentes, o únicas de diferentes tipos menos comunes (sadomasoquismo extremo, orgías, travestis, etc). Pero también heterosexuales, y muchas veces, casados.

El problema es cuando no es consentido y, aunque sea legal, te graban, fotografían, hay pruebas al respecto, y, sobretodo, son menores de edad. Es muy triste querer probar cuerpos de diferentes edades de extremas diferencias, y más, cuando son adolescentes o incluso niños/as quienes se ofrecen, o se venden, en el terreno sexual, dispuestos a cualquier o muchos tipos de actos y experiencias. Y, muchas veces, por ridículos precios más asequibles que productos que necesitamos o nos gustan del supermercado.

Recordemos que no es lo mismo alguien de 18 con 20 años, 20 con 28 años, 27 con alguien de 35, o alguien de 55 con 62, etc El hecho de ver estas ideas tan sucias y enfermizas me preocupa, y más, que no siempre se haga tanto hincapié. No estoy hablando de dos adultos o más que libremente disfrutan (o al menos uno sexualmente y el otro económicamente), sino de señores mayores que quieren niñas menores realizando sexo oral, comprar adolescentes para hacerlas sus esposas (aunque también niño/as y mujeres), ocultar algunas experiencias psiquiátricas sexuales que pueden ser causa de problemas mentales futuros (o presentes). También, pueden aparecer hijos no planificados o infecciones de transmisión sexual, entre otras consecuencias o llegar a padecer  chantajes posteriores por lo realizado es algo preocupante. Y más, que se eduquen a esos menores con esas ideas, como si fuese la panacea, divertido, normal o lo deseado, como si fuese mejor elección y venderse como alguien superiormente interesante por ser más joven, que veamn su forma de ganarse lo económico y material a través de su cuerpo, sin cultivar  el interior o no ver otros modos de vida, ya que muchas veces de mayores siguen así, y, tristemente, por no cambiar, ni están sanos/as ni se gustan, ni gustan, y acaban siendo ellos y ellas el objeto. 

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